La correcta alimentación de las personas mayores es una parte fundamental de una vida saludable.

El impacto de la malnutrición en este grupo de población supone, tanto si se trata de personas sanas o con patologías establecidas, un mayor riesgo de contraer enfermedades e incluso de mortalidad, la aparición de deterioro cognitivo, anemias, dificultad para controlar muchas enfermedades y una aceleración de las enfermedades degenerativas, que ya de por sí producen malnutrición.

El proceso de envejecimiento afecta a la función digestiva, de tal modo que se reduce la absorción intestinal de los nutrientes, pudiendo ocasionar en las personas mayores cuadros de desnutrición, aun cuando éstas requieran una menor cantidad de energía y, como consecuencia, necesiten comer menos.

No obstante, los cambios que se producen en el organismo con la edad exigen aumentar la ingesta de determinados nutrientes para mantener una alimentación equilibrada que cumpla con sus necesidades nutricionales, impuestas por las consecuencias del deterioro asociado al envejecimiento. De hecho, en las personas mayores la alimentación cumple una función preventiva importante.

Para ello, conviene seguir algunas recomendaciones básicas relativas a la nutrición:

  • La dieta debe ser variada para asegurar que contenga todos los nutrientes necesarios.
  • Hay que reducir el consumo de grasas saturadas (carne roja y embutidos) y aumentar las grasas con ácidos esenciales omega-3 y omega-6, contenidos en ciertos pescados (salmón, sardinas, etc.)
  • También hay que incrementar el consumo de grasas vegetales, preferiblemente mediante el consumo de aceite de oliva.
  • La leche y los derivados lácteos hay que tomarlos desnatados o, en todo caso, semidesnatados.
  • Es importante aumentar el consumo de frutas, legumbres, verduras y cereales, dado su elevado contenido en nutrientes importantes (vitaminas y minerales) y fibra, esencial para mantener la motilidad intestinal y evitar el estreñimiento.
  • Es necesario aumentar el consumo de calcio (lácteos) y vitamina D. Esta última es esencial para la correcta absorción del calcio y basta exponer la piel al sol unos 20 minutos diarios (paseos) para obtener la cantidad necesaria.
  • Se debe limitar el consumo de sal y azúcar (dulces).

Ingerir mucha agua a lo largo del día, preferiblemente fuera de las comidas y en pequeñas cantidades. Además de prevenir el estreñimiento, de esta manera se asegura una correcta hidratación del organismo.

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